La HCG, o gonadotropina coriónica humana, se obtiene de la orina de mujeres embarazadas y es un fármaco inyectable disponible comercialmente en los Estados Unidos y en muchos otros países.

Su función principal es estimular las hormonas esteroides gonadales, provocando la producción de andrógenos en los testículos y actuando como sustituto de la hormona luteinizante (LH) para estimular la ovulación.

Entre los atletas, la HCG se utiliza para estimular la producción natural de testosterona durante o, más habitualmente, después de un ciclo de esteroides que ha reducido o detenido la producción natural.

Detener un ciclo de esteroides abruptamente puede causar una rápida pérdida del músculo recién adquirido, especialmente cuando los andrógenos endógenos están ausentes.

Usar HCG para estimular la producción natural de testosterona puede evitar un “crash” hormonal notablemente pronunciado.

HCG siempre se envasa en dos viales diferentes: uno con un polvo y el otro con un disolvente estéril.

Estos viales deben mezclarse antes de inyectarlos y refrigerarse en caso de que quede alguna solución para uso posterior.

Si se conservan entre 2 y 15 grados Celsius (36 y 59 grados Fahrenheit), las soluciones reconstituidas son estables entre 30 y 90 días, según el fabricante.

La dosis habitual es de 2.000 a 5.000 UI inyectadas por vía intramuscular (IM) cada cinco días, comenzando la última semana del ciclo de esteroides y continuando durante dos o tres semanas.

Efectos secundarios de la HCG

Los efectos secundarios incluyen depresión mental y fatiga en el 1 al 10% de los usuarios, y ginecomastia, dolor de cabeza, inquietud, edema periférico e irritabilidad en menos del 1%.

Es importante tener precaución con las falsificaciones de HCG, que deben evitarse.

Varios atletas han informado de efectos secundarios desagradables, como fiebre y dolores, debido al uso de productos falsificados no estériles.