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Un Vistazo a la Historia del Culturismo: La Gran Competición de 1901
Dado el número de competiciones de culturismo que se celebran cada mes, por no hablar de cada año, en lugares como el Reino Unido y Estados Unidos, resulta difícil imaginar una época en la que los espectáculos de culturismo eran relativamente desconocidos.
Sí, los espectáculos de vodevil en los que los artistas mostraban sus músculos se habían establecido en el siglo XIX, pero tuvo que pasar algún tiempo para que surgiera una competición dedicada exclusivamente al culturismo.
Como era de esperar, fue Eugen Sandow, considerado por muchos como el padre del culturismo moderno, quien ayudó a iniciar la primera competición de culturismo en el Royal Albert Hall en 1901.
Anunciada como “La Gran Competición“, el espectáculo ayudó a dar el pistoletazo de salida a la moda del culturismo y a crear un mundo de Mister Américas, Universos y Olimpiadas.
Preparación, Preparación, Preparación
Eugen Sandow, el culturista más famoso de la época, organizó el evento.
La Gran Competición no se creó de la noche a la mañana. De hecho, se gestó durante tres años.
Ya en julio de 1898, Sandow escribía en su propia revista de cultura física sobre una próxima competición de culturismo en el Reino Unido.
Sandow, que entonces tenía 31 años, deseaba difundir aún más el mensaje de la cultura física por todo el Reino Unido y “animar a quienes están ansiosos por perfeccionar su físico“.
El primer clasificado no solo recibiría una estatuilla dorada de Sandow, sino también una bolsa de 1.000 guineas (unos 4.260 euros actuales).
El segundo clasificado recibiría una estatuilla de plata y 2.500 guineas, mientras que el tercero recibiría una estatuilla de bronce.
Las estatuas se inspiraron en una que William Pomeroy regaló a Sandow en 1891, durante su época de músico de salón.
A lo largo de los años, Sandow encargó varias copias de la estatuilla en bronce y fundición. Era lógico que esas copias formaran parte de los trofeos.
Separar el Trigo de la Paja
La década de 1890 fue quizá la de mayor popularidad de Sandow en el Reino Unido y, por ello, su anuncio de que iba a organizar un concurso de culturismo fue acogido con gran entusiasmo.
Pronto, el prusiano se vio inundado de solicitudes de aspirantes a culturistas de toda Inglaterra.
Sabiendo que sería imposible que todos los aspirantes compitieran al mismo tiempo, Sandow y sus socios iniciaron una serie de concursos locales de culturismo por toda Gran Bretaña.
Fue un movimiento audaz. Nunca se había intentado organizar concursos de culturismo a tal escala y no había garantías de éxito.
En aras de la equidad, Sandow pasó tres años asistiendo a cada una de las competiciones regionales y concediendo medallas de oro, plata y bronce a los que tenían mejor físico.
Una victoria regional permitía a los competidores participar en el Gran Concurso de 1901.
¿Qué Buscaba Sandow en un Físico?
Sandow dejó claro tanto a los competidores como a sus compañeros jueces que los premios no se concederían a los hombres con los físicos más grandes.
En su lugar, Sandow elaboró la siguiente lista de comprobación basada en sus propios ideales para el físico perfecto:
- Desarrollo general
- Igualdad o equilibrio del desarrollo
- Estado y tono de los tejidos
- Salud general
- Estado de la piel
Creando Expectación
Después de tres años arbitrando campeonatos de condado, Sandow anunció por fin la fecha de la “Gran Competición”.
El 14 de septiembre de 1901, hombres de toda Inglaterra viajarían al Royal Albert Hall de Londres para competir por el mayor (y de hecho el único) premio del culturismo.
El Royal Albert Hall era el estadio más grande de Londres, con capacidad para más de 15.000 espectadores.
Para regocijo de Sandow, poco después de su anuncio, estaba claro que se venderían todas las entradas para su espectáculo.
Siempre astuto en los negocios, Sandow declaró públicamente que todos los beneficios del Gran Concurso se destinarían al “Mansion House Transvaal War Relief Fund”, un fondo de guerra creado para los soldados que lucharon en la Segunda Guerra Bóer (1899-1902) en la actual Sudáfrica.
Hora del Espectáculo
A las 20.00 horas del 14 de septiembre, el Gran Concurso comenzó con una actuación de los Irish Guards en memoria del presidente estadounidense William McKinley, asesinado apenas una semana antes.
La emotiva actuación puso en pie a todo el público, y los periodistas señalaron que el numeroso contingente estadounidense presente esa noche estaba “inconfundiblemente conmovido por la seriedad y solemnidad de todos”.
Cuando paró la música, Sandow apagó las luces de la sala. De la oscuridad surgieron 20 potentes focos que iluminaron la marcha de 50 niños del Asilo de Huérfanos de Watford. Una exhibición que “despertó el entusiasmo del público”.
La Gran Competición
En la Gran Competición hubo de todo, desde lucha libre hasta esgrima.
Después vinieron las exhibiciones atléticas, desde la lucha libre hasta la esgrima.
Firme en su creencia de que el público venía a entretenerse, Sandow no dejó piedra sin remover en lo que a variedad se refiere.
Afortunadamente, pronto llegó el momento en que 60 competidores entraron en la arena al son de la “Marcha de los Atletas”, una composición de Sandow.
Que Comience el Juicio
Estaban en el escenario. 60 hombres con mallas negras, cinturones jockey negros y pieles de leopardo lucían los mejores músculos que Inglaterra podía ofrecer.
El público miraba con admiración. Al día siguiente, un periodista presente señaló que “estar entre sus filas era una distinción”.
Los jueces de la noche fueron Sir Charles Lawes, famoso escultor y atleta aficionado, y el Dr. Arthur Conan Doyle, creador de la serie Sherlock Holmes.
En caso de desacuerdo entre los dos jueces invitados, Sandow decidiría el ganador. El hecho de que ninguno de los dos tuviera gran experiencia en el culturismo importaba poco. Sus nombres daban credibilidad a la competición.
Lentamente, los jueces se acercaron a cada concursante, examinando de cerca los tendones de cada hombre.
Poco después, el grupo de 60 hombres se redujo a 12 finalistas.
Se pidió un descanso para que los jueces pudieran reflexionar.
Cuando se levantó de nuevo el telón, un Sandow de 34 años subió al escenario para la última actuación del día.
Haciendo gala de su extraordinario talento, Sandow partía en dos barajas de cartas, levantaba pesas por encima de la cabeza y deslumbraba al público.
Durante cinco minutos, los espectadores ovacionaron a Sandow una vez que hubo terminado, y cuando terminaron, la competición se acercaba a su fin.
Con Sandow entre bastidores, los 12 finalistas volvieron a salir. Esta vez, cada uno de ellos se subió a un pedestal y realizó una serie de poses obligatorias.
Cualquier defecto en su físico era rápidamente detectado por los jueces. Se escribió que el presentador de la noche, Eugen Sandow, incluso recurrió a ponerse “de rodillas para examinar las extremidades inferiores de los hombres”.
Y el Ganador es…
Una vez que todos los competidores terminaron sus poses, llegó el momento de elegir al hombre mejor desarrollado de Gran Bretaña e Irlanda.
En tercer lugar quedó A.C. Smythe, de Middlesex, y el segundo puesto fue para D. Cooper.
El tan codiciado trofeo del primer puesto fue para William Murray, de Nottingham.
Tres hombres se presentaron ante una multitud de 15.000 aficionados. No cabía duda de que el “Gran Concurso” había sido un gran éxito.
